(VIRGIN, 1977)
“Never mind the bollocks, here’s the Sex Pistols” fue publicado en el Reino Unido el 27 de octubre de 1977, en el sello Virgin, mientras que su edición en Estados Unidos, con diferentes colores en la llamativa portada, se produjo un par de semanas más tarde, concretamente el 10 de noviembre del mismo año, en la discográfica Warner.
No creo que haga falta que me detenga en la importancia de este disco para la evolución de la música rock, basta decir que marcó un punto y aparte, un antes y después que barrería de un plumazo el estado del rock en la década de los 70, cada vez más profesionalizado y dominado por los grandes dinosaurios del rock sinfónico y progresivo. The Sex Pistols, con los antecedentes del movimiento punk que se estaba desarrollando al otro lado del Atlántico en la ciudad de Nueva York, eran todo lo contrario, frescura, inmediatez, tosquedad y provocación por encima de todo y singles de tres minutos que volvían a hacer de esta música la forma de expresión de la rebelión juvenil.
Una llamarada que tardó poco en extinguirse, basta decir que este es el único álbum en el que participó Johnny Rotten, su vocalista, junto a Steve Jones a la guitarra y Paul Cook a la batería, mientras que el bajista original Glen Matlock, del que se sigue discutiendo su participación en este disco, ya había dejado la banda en medio de una gran controversia, siendo sustituido por el icónico pero lamentable Sid Vicious, al que no se le permitió tocar ni una nota en el estudio de grabación.
No creo que haga falta que me detenga en la importancia de este disco para la evolución de la música rock, basta decir que marcó un punto y aparte, un antes y después que barrería de un plumazo el estado del rock en la década de los 70, cada vez más profesionalizado y dominado por los grandes dinosaurios del rock sinfónico y progresivo. The Sex Pistols, con los antecedentes del movimiento punk que se estaba desarrollando al otro lado del Atlántico en la ciudad de Nueva York, eran todo lo contrario, frescura, inmediatez, tosquedad y provocación por encima de todo y singles de tres minutos que volvían a hacer de esta música la forma de expresión de la rebelión juvenil.
Una llamarada que tardó poco en extinguirse, basta decir que este es el único álbum en el que participó Johnny Rotten, su vocalista, junto a Steve Jones a la guitarra y Paul Cook a la batería, mientras que el bajista original Glen Matlock, del que se sigue discutiendo su participación en este disco, ya había dejado la banda en medio de una gran controversia, siendo sustituido por el icónico pero lamentable Sid Vicious, al que no se le permitió tocar ni una nota en el estudio de grabación.
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