viernes, 13 de noviembre de 2009

Los Mejores Discos de la Historia del Rock

THE JESUS & MARY CHAIN: "PSYCHOCANDY" (BLANCO Y NEGRO, 1985)


Hoy vamos a viajar hasta la década de los 80, concretamente al año 1985, en el que se publicó uno de los discos fundamentales del noise-pop, que daría lugar al surgimiento de innumerables bandas que trataron de emular su sonido. Estamos hablando del álbum “Psychocandy”, del grupo escocés The Jesus & Mary Chain. Aquel disco se abría con el tema “Just like honey”, que regresó a la actualidad al ser incluido en la película de Sofia Coppola, “Lost in traslation”.
El núcleo principal de Jesus & Mary Chain estaba compuesto por los hermanos William y Jim Reid, que habían estado coqueteando con formar una banda desde el surgimiento del punk en 1977, cuando eran unos adolescentes, pero no harían realidad su deseo hasta el año 1983, hartos de escuchar a tantos grupos de electro-pop mierdero, decidiendo que ya era hora de que volvieran a oírse las guitarras. Durante los cinco años anteriores habían estado en el paro y ello les proporcionó el tiempo necesario para componer canciones y afilar su sonido, que iba a dejar pasmado a medio mundo, por su uso excesivo de la distorsión y el feedback, como se puede escuchar perfectamente en su primer álbum.
En 1983 los hermanos Reid comenzaron a mandar maquetas de sus canciones a las compañías discográficas y para principios del siguiente año se habían hecho con los servicios del bajista Douglas Hart y el batería Murray Dalglish. Sus principales influencias eran The Velvet Underground, The Stooges y las Shangri-Las, una perfecta combinación de melodías pop y el rock más salvaje y arriesgado. De ahí su utilización del ruido y el feedback como una niebla que difuminase unas canciones básicamente pop. Estas ideas sobre su sonido se combinaban con una actitud punk y mucha dejadez, como si mandaran un mensaje alto y claro de que les importaba un bledo lo que los demás pudiesen pensar de ellos.
Pero The Jesus & Mary Chain no conseguían atraer la suficiente atención en su escena local de Escocia, así que decidieron trasladarse a Londres, donde harían un espectacular efecto. Sus conciertos, en los que salían ciegos de anfetas y LSD, no tenían piedad del público asistente, con los amplificadores a un volumen brutal y totalmente saturados de feedback, los miembros de la banda de espaldas al público y con una duración que nunca sobrepasaba los 20 minutos. Algunas de sus actuaciones terminaron en auténticos disturbios, con la gente rabiosa por la excitación provocada por la música y por la corta duración de los conciertos, que dejaban al público deseoso de más y con la sensación de haber sido despreciados por el grupo. Muy pronto, la prensa empezó a compararlos con los Sex Pistols y muchos condados ingleses prohibieron sus conciertos.
Por entonces, Alan McGee se había convertido en su manager y los había fichado para su sello Creation, una de las discográficas fundamentales en el surgimiento y desarrollo de la música independiente británica. El puesto de batería lo había pasado a ocupar Bobby Gillespie, del grupo Primal Scream, después del abandono de Murray Dalglish. Con esta formación grabarían su primer single, “Upside down”, que obtuvo un enorme éxito para tratarse de un lanzamiento independiente, razón por la cual captaron el interés de la discográfica Blanco y Negro, subsidiaria de la multinacional WEA, que les ficharía para grabar su primer álbum, “Psychocandy”, que hoy hemos elegido como uno de los mejores discos de la historia del rock.

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