Un ejercicio de dolor y soledad escrito con cinismo y acidez en el que los perdedores son lúcidos. Una novela que retrata lo difícil que puede llegar a ser buscarle un sentido a la vida en un mundo aséptico y competitivo, a través de la compasión y la complicidad.
Como es habitual en Douglas Coupland, existe un interés en superar el desgaste del tiempo, en afrontar la muerte y los fracasos que nos acompañan en la vida. Pero lo mejor (aparte de su naturalidad para escribir) es que Coupland sabe captar nuestro tiempo, el espíritu de una época.
-La vida siempre te mata al final, pero primero te impide conseguir lo que te propones.
-Tenía casi treinta años, edad suficiente como para empezar a tener pesadillas por las noches ante la posibilidad de tener un trabajo basura toda la vida.
-Tenía casi treinta años, edad suficiente como para empezar a tener pesadillas por las noches ante la posibilidad de tener un trabajo basura toda la vida.
-Como permitas que tus sentimientos salgan a la luz, la gente te va a hacer mucho daño. Usarán tus sentimientos en tu contra. Algo que en su día fue privado y sagrado para ti se transformará en un arma de doble filo. Algo tan precioso podría resultar dañado. Acabarás por sentir dolor.
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