Kelley Stoltz combina perfectamente en su último trabajo el pop con el rock de garaje, y éste con la chulería de David Bowie, uno de sus referentes musicales. En cuanto a cierto endurecimiento de su sonido, más garajero y guitarrero que en sus anteriores álbumes, conducidos principalmente por el piano, se nota el haber girado en estos últimos tiempos junto a The Raconteurs y Dirtbombs.
Kelley sigue definiendo su estilo y ha forjado el que puede ser su mejor trabajo hasta la fecha, pero no aún su obra definitiva, pues apunta sin duda a mayores logros. No pierde de vista a sus ídolos, que además del mencionado Bowie, son Ray Davies y The Beatles los más obvios, aunque podríamos citar a muchos otros grupos y artistas de los 60 en los que Kelley tiene puesta su mirada, aunque sin ser una mera copia.
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