Nuevo trabajo de Bill Callahan, tercero bajo su nombre de pila, después de haber grabado durante años bajo los nombres de Smog o Will Oldham.
Sería pues en realidad su décimocuarto álbum de estudio, y él mismo lo ha definido como un disco expresionista, compuesto por siete temas que forman casi un álbum conceptual, pues giran en torno a los mismos temas y obsesiones, con la idea del apocalipsis, en sentido más personal que universal, como núcleo que le da unidad y trascendencia, pues en realidad, en términos musicales, nada de lo escuchado en el disco se repite dos veces.
Bill Callahan siempre ha sido un autor que se ha destacado por un don para aparentar que lo que canta acaba de ocurrírsele, un hombre solo en medio de los elementos, que rememora ciertos momentos de epifanía personal.
La espesa y profunda voz de barítono de Bill Callahan sigue siendo el punto de anclaje de sus canciones, a veces asemejándose al estilo excéntrico y semihablado de Willie Nelson, y otras repitiendo una y otra vez los mismo versos como si se tratara de un viejo bluesman.
Sin embargo, en esta ocasión podemos también percibir otras influencias alejadas del blues y del country, como es la alargada sombra de Gil Scott-Heron, que se hace presente sobre todo en el tema titulado “America!”.
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